La Reina de la Plaza recorrió el barrio de San Pedro entre el fervor de sus devotos y el recuerdo de su ermita.
¿Qué perfume perfuma tu aire, Axerquía, de San Pedro a la calle del Esparto los otoños que a verano saben, los septiembres que a octubre se acercan?
¿Qué mantones tus fachadas visten, viejo barrio que al río bajas y al foro te elevas, los domingos que a final emplazan y a comienzo animan, en los Días del Señor que son tu gloria y tu gozo, que fueron lágrima y pena?
¿Qué melódica plegaria, en armonía conjunción de silencios y sonidos del metal y la madera, te despierta, calle dormida, del letargo del estío y da el tono a la alabanza por las almas coreada?
¿Qué regia figura se alza, en templete de hermosura, y gobierna tu tarde, Don Rodrigo, y recibe la noche pasado Juramento?
Son el perfume de nardos, las mejores galas del pueblo, los sones de la esperanza, la Virgen del Socorro a tiempo. Porque a tiempo, en su tiempo, llega el auxilio divino, con vara de nardo en la mano, que es su bastón de mando en el mandato emérito de la Corredera. A tiempo pasa en su trono coronado, templete frutal, árbol de sombra, refugio y asilo, cobijo y socorro. Fue el barrio detrás de su manto. Y fue blanco, su manto, a su barrio, desde San Pedro. Dura ya demasiado el temporal cierre de su ermita, ahora en obras, que dejó en 2007 la imagen de Nuestra Señora.
Eran las siete cuando aparecía.Pronto asomó a la plaza la imagen de la Virgen con el Niño Jesús en los brazos. Vestía saya y manto blancos de tisú bordados en oro por las religiosas Adoratrices, velo en lugar de la habitual mantilla que le ha cubierto el cabello en los últimos años y a sus plantas los tradicionales nardos.
Sólo fue un paso en el cortejo, pese al deseo de la hermandad, que quiso llevar sobre parihuelas ayer tarde una imagen dieciochesca del Arcángel San Rafael que posee y que antaño formaba parte de la procesión, aunque finalmente se quedó en San Pedro. Salió la Virgen con luz vespertina que le acompañó en las primeras calles del recorrido hasta llegar, por la estrechez de Carlos Rubio, a la amplitud de la bulliciosa y engalanada Almagra. De allí se dirigió a la antigua calle Almonas, Juramento y a la plaza del Tambor. Acompañaban el cortejo algunas hermandades de gloria y otras de penitencia como la Misericordia y las Penas.
Marchas propias
Rodeada siempre del gentío, la imagen subió por Pedro López hasta la Espartería. Iba acompañada de la banda de música María Santísima de la Esperanza, que tocó por vez primera detrás del paso. Hizo sonar la formación musical para la patrona del Mercado Central las marchas «Cristo de la Vera Cruz» y «Por una Madre», que el compositor Enrique Báez dedicó a la suya, devota de esta popular imagen. También «Corpus Christi» y «Saeta Cordobesa», que alternaron con «La Esperanza de Triana», «Pasa la Virgen Macarena» y «La Estrella Sublime», si bien las que más se oyeron fueron «Virgen del Socorro» y «Coronación del Socorro», dedicadas a la titular de la hermandad y, por tanto, presentes en la salida y la entrada en el templo pasadas las diez y media de la noche.
Antes, la Virgen había vuelto a reflejar su perfil en los muros barrocos de la plaza de la Corredera, donde por segundo año consecutivo, y debido a la delicada situación económica por la que pasa su cofradía, se echaron en falta los fuegos artificiales que tradicionalmente le ofrecían antes de llegar a su casa del Arco Bajo, que de nuevo dejó atrás después de escuchar la Salve y un «vuelve pronto a tu ermita» en la mente de sus devotos.
Fuente: El Día de Córdoba.
17:18
A. Martín
