La comitiva partió a las diez de la mañana desde Santa Marina.Cientos de personas asistieron a la última procesión en carrera oficial. La hermandad del Resucitado puso en la mañana de ayer el epílogo más glorioso a la Semana Santa 2010. A las diez en punto de la mañana la cruz de guía de la corporación de Santa Marina se encontraba en la puerta de la parroquia dispuesta a ser la última cofradía que pasara por carrera oficial, hecho que se produjo a las 12,30 horas. Pero volvamos a la salida. Tras pasar el primer tramo de nazarenos blancos y azules que preceden al primer paso de la cofradía, ya se vislumbraba el dorado paso donde Nuestro Señor Resucitado proclama a Córdoba que al tercer día resucitó. Minutos después, sobre las 10,15 horas el paso del Señor se encontraba enmarcado en la ojiva de la puerta principal del templo. Fue entonces cuando la agrupación musical Los Polillas, de Cádiz, comenzó a interpretar la marcha Resucitó , mientras el misterio avanzaba por las escalinatas de la parroquia de Santa Marina. Poco a poco, fue tomando la calle para seguidamente girar hacia Moriscos que lentamente iba llenándose de público. En esta ocasión el misterio iba exornado con un elegante friso de flor blanca. Tras el Señor comenzó su caminar la comitiva que precede al paso de palio de la cofradía. El numeroso público congregado en las puertas del templo se desplazó a la puerta lateral, por donde sale la Virgen de la Alegría. La imagen volvió a lucir exquisitamente vestida por Eduardo Heredia, completamente de blanco y estrenando una toca sobre manto bordada en oro fino. El palio iba exornado a base de flor blanca destacando unos ramilletes de rosas en las jarras frontales. Al acercarse a los muros del vecino convento de Santa Isabel la Virgen fue sorprendida por una suave lluvia de pétalos de flores ofrecida por las moradoras del convento, mientras que a escasos metros un grupo de mujeres entonó la Salve en honor de la Virgen. En general el palio lució radiante durante todo el recorrido, en el que se pudo apreciar el buen andar de su cuadrilla de costaleros, donde Juan Berrocal se estrenaba como capataz. Cabe destacar que en la presidencia la Virgen fue acompañada por el párroco de Santa Marina, Carlos Linares, y hasta carrera oficial por el vicario general de la diócesis, Fernando Cruz Conde. En su recorrido de vuelta la cofradía volvió a pasar por emblemáticos enclaves como la estrechez de San Zoilo o la calle Conde de Torres Cabrera, hasta llegar a Conde de Priego y de nuevo a la plaza de Santa Marina donde un tumulto esperaba a la cofradía. Minutos después el Señor estaba de nuevo en la puerta de la parroquia, quedaba poco para que todo acabase, hecho que se produjo cuando la Virgen de la Alegría a los sones de la banda de Mairena del Alcor dio la última chicotá, cerrándose hasta el año que viene las puertas de la Semana Santa. Diario Córdoba.
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