Como cada Martes 13, los fieles de Nuestra Señora de los Remedios se acercaron ayer a la Parroquia de San Lorenzo Mártir para el popular Besamanos, la Ofrenda Floral y hacer tres peticiones.
Gana la salud. Si tres cosas hay en la vida, como reza la canción, ni la crisis ni la alta tasa de desempleo han conseguido que el deseo más escuchado por la Virgen de los Remedios sea aquello de "que estemos todos bien". "Que la Virgen reparta salud, que el trabajo ya nos lo buscamos nosotros", comentaba jocosamente un feligrés. Como cada Martes 13, los fieles de la ciudad se acercaron ayer a la Parroquia de San Lorenzo Mártir para pedir a Nuestra Señora de los Remedios que haga realidad sus plegarias. "No se trata de superstición", apuntaban los devotos, "sino de devoción". "Cualquier día del año es bueno para visitar a la Virgen".
José Ignacio Aguilera, el encargado de vestir a la Virgen desde hace más de siete años, intenta explicar una leyenda que no está registrada en los libros y que es difícil de consensuar sus orígenes. Unos dicen que data de la Guerra Civil y otros, que es mucho más antigua. En cualquier caso, "antaño se traían velas pero ante el alto riesgo de incendio, optaron por dejar flores". La Virgen de los Remedios, cuenta la tradición popular, ahuyenta los malos augurios. Por ello, cada Martes 13, día para que los supersticiosos no salgan de casa, los fieles se acercan a la Parroquia de San Lorenzo Mártir para el Besamanos y la Ofrenda Floral. Se aprovecha para hacer tres peticiones y la Virgen cumple uno.
Andrés Márquez, que aguardaba a la puerta del templo fernandino a que saliera su mujer, explicaba algo desconcertado que "los Martes 13 se viene al Besamanos a pedir salud". Otros llevan la procesión por dentro, como Rafa Marín, un chaval de 14 años, que decía que solo estaba acompañando a su familia porque "tanta cola no se puede aguantar". No en vano, la hilera de gente se prolongaba por la calle María Auxiliadora hasta el colegio de los Salesianos en busca de milagros, como el de Rafaela, que "le dijeron los médicos que no podía tener hijos y, después de rogarle a la Virgen, se quedó embarazada".
"La gente compró bastantes flores para la ofrenda, sobre todo personas mayores", apuntaba Yolanda Gómez, que había trasladado la floristería de su abuela, "La Luisa, la de las Flores", a la puerta de la Parroquia de San Lorenzo Mártir. Y aunque nadie es supersticioso, ningún fiel quería revelar cuáles eran los deseos que habían hecho, "porque si no, no se cumplen".
Martín de la Virgen.
Fuente: Diario Córdoba. (ENLACE).
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