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jueves, 6 de enero de 2011

-LOS REYES MAGOS DESAFÍAN A LA LLUVIA CON UN DESFILE FUGAZ.

Miles de personas acompañan a sus Majestades de Oriente durante todo el recorrido, que partió desde la plaza de Santa Teresa y concluyó en la glorieta de la avenida de Barcelona.

El Ayuntamiento debe tener firmado un pacto con el cielo para que el día de la ilusión no llueva o, si lo hace, que apenas se note. Y es que a pesar de que la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) era del 95% probabilidades de lluvia, el cielo, bastante nublado, se comportó bien durante todo el recorrido. Eso sí, el temor no desapareció en el desfile y, por ello, fue bastante rápido desde su comienzo en la plaza de Santa Teresa -en Miraflores-, ya que a las 21:00 todas las agencias meteorológicas señalaban la posibilidad de que lloviera. Sin embargo, el agua pasó de largo y no hizo acto de presencia. La rapidez de la cabalgata, a la que no faltó el alcalde, Andrés Ocaña, ni tampoco el delegado de Movilidad y Seguridad, José Joaquín Cuadra, fue uno de los aspectos más comentados entre los asistentes. Tal rapidez hubo a lo largo de todo el cortejo, que acabó mucho antes de la hora prevista.

De todas formas, la cabalgata oficial de los Reyes Magos -compuesta por 23 carrozas- hizo las delicias de mayores y pequeños, a pesar de que la calidad de las carrozas podría haber sido superior y algo más cuidada, a tenor del resto de capitales de provincia y de la extraña presencia de pasacalles como el denominado Futur Metal, protagonizado por figuras monstruosas y de un gran tamaño en medio del desfile. Lo que no faltó, como todos los años, fue la música de las diferentes agrupaciones musicales, como la del Cristo del Amor, que interpretó todo el repertorio posible de villancicos.

Antes de que diera comienzo el desfile, los afortunados participantes iban cogiendo posiciones en sus carrozas. Tal y como hizo Encarnación Marcos, vestida de pastora y montada en la de la anunciación a los pastores. "Me hace mucha ilusión participar, pero no nos dejan tirar caramelos", explicó Marcos, quien a sus 71 años mostraba una emoción más que similar a los pequeños de la carroza y que sí podían tirar golosinas. Ante la previsión de lluvia, la mujer reconoció que "por si cae algo de agua me he traído el impermeable".

Más de una veintena de niños de Las Palmeras, Las Moreras y Sector Sur fueron los protagonistas de la carroza de Colín, la mascota creada por el Ayuntamiento para luchar contra el absentismo escolar. "Esta tarde he vuelto a la infancia", reconoció una de las monitoras de la carroza.

Y mientras los técnicos y los responsables municipales comprobaban que no faltaba ningún detalle, apenas 15 minutos y en taxi hacían su entrada los Reyes Magos. La cara de Ana María Cuevas, que encarnó a Melchor, era fiel reflejo de la ilusión de la jornada. Cuevas, que fue elegida en el tradicional sorteo del Ayuntamiento, ya lo advirtió antes de subir a su trono: "Estoy muy nerviosa y seguro que cuando pase por delante de mi casa, en la avenida de Cádiz, voy a llorar". "Todos los años he visto la cabalgata desde mi casa y este año es al revés", resumió.

Quien tampoco podía ocultar su inmensa felicidad fue el director del Club Deportivo Córdoba, Rafael Jaén, que tuvo el honor de representar al rey Gaspar. "Estoy francamente ilusionado y hoy -por ayer- soy el hombre más feliz del mundo", destacó. Por cierto, que la carroza del rey Gaspar -patrocinada por el Corte Inglés y que representaba una tren antiguo- fue, sin duda alguna, la mejor del cortejo.

"Es un día fabuloso para todos", aseguró el vicepresidente de la Federación de Peñas, Alfonso Morales, que hizo las veces del rey Baltasar, y quien incidió en que en días como el de ayer "todos tenemos un niño dentro".

Expectantes a que el desfile comenzara, María Jesús Jiménez, acompañada por su marido y sus tres hijos pequeños, aguardaban nerviosos en Miraflores. Esta familia, según explicó Jiménez, tiene la costumbre de "venir a la salida y luego ver la cabalgata en Colón". La otra costumbre, continuó, "es acostar pronto a los niños, dejar un poco de turrón y tres copitas de licor a los Reyes, y mañana -por hoy- madrugar para que jueguen durante todo el día con los regalos".

Con una puntualidad casi británica y tras un sonoro cohete, el desfile de la ilusión partió un minuto antes de la hora prevista. La sección montada de la Policía Local fue la encargada de abrir el cortejo que, desde el principio, no paró de despertar la sonrisa del público. Y si en Miraflores había cientos y cientos de personas, cuando el cortejo real llegó a Ronda de Tejares eran ya miles y miles las que esperaban su paso. Es más, en este punto la cabalgata vivió uno de los mejores momentos de la tarde, gracias a la aportación de El Corte Inglés. Desde la terraza del edificio se lanzaron cohetes y cientos de globos de colores al paso de Melchor, Gaspar y Baltasar, que hizo las delicias de todos los presentes. Colón, Ollerías, Ronda del Marrubial fueron los siguientes puntos por los que pasó la ilusión de la cabalgata y la magia de los tres de Oriente. El punto final fue la glorieta de la avenida de Barcelona, otro de los puntos con más presencia de padres, niños, abuelos que se encargaron de despedir a los Reyes Magos hasta el desfile del año que viene.

El lanzamiento de caramelos, 30.000 kilos, fue el otro gran clásico que no faltó en la cabalgata. Ni tampoco las tácticas para recoger la mayor cantidad posible. Paraguas abiertos, brazos el alto y gritos de desesperación a los participantes de las carrozas para que tirasen con toda su fuerza fueron constantes a lo largo de todo el recorrido. Pero los caramelos no fueron los únicos presentes que lanzaron los Reyes, ya que también repartieron 10.000 pares de guantes, 55.000 bolsas de golosinas y 36.000 peluches.

Lo bueno de la tarde de Reyes es que despierta, entre casi todo el mundo, el espíritu infantil, el de la inocencia, la ilusión y la expectación de lo que va a pasar al día siguiente cuando llegue la hora de levantarse y aparezcan los regalos en cada casa, claro que siempre y cuando se haya sido bueno el año pasado y remitido la carta a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar. Hoy, los más pequeños y también los mayores, comprobarán el resultado cuando se despierten.

Fuente: El Día de Córdoba.

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