El autor, ganador de seis goyas, ha concebido un traje inspirado en la corte de Felipe IV, con cuello al llamado estilo velazqueño.
Su nombre no les suena a quienes están acostumbrados a moverse entre priostías y talleres que trabajan para hermandades, pero su currículum y su palmarés dejan pocas dudas sobre su competencia profesional. Javier Artiñano, el más importante figurinista del cine español, ha entregado a la hermandad del Santo Sepulcro el dibujo para el ropón que su muñidor llevará el próximo Viernes Santo.
Se trata de la prenda con la que se viste uno de los elementos más peculiares de su cortejo: el hermano que toca la matraca, el instrumento de percusión con el que se llama al silencio desde la cruz de guía con su sonido característico.
Javier Artiñano, seis veces premiado con el goya al mejor vestuario, casi siempre por películas de época, ha concebido un ropón inspirado en la moda de la época del rey Felipe IV, es decir, del primer tercio del siglo XVII.
Como todo lo que sucede con la cofradía del Santo Sepulcro, no es una fecha escogida al azar. Estas primeras décadas de la centuria del seiscientos es el arco temporal en que la hermandad están inspirándose para sus enseres, sobre todo el paso de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro. Para concebirlo, Artiñano ha llevado el traje masculino de la época al modelo de un traje talar, es decir, de la vestimenta propia de los eclesiásticos.
Para eso ha sustituido el calzón y las medias, habituales en el tipo de traje del que partía, por «los bajos de un túnico», con lo que se parece más a un traje sacerdotal que a uno laico, en consonancia con el uso que tendrá.
Quienes vean el traje en la calle el próximo Viernes Santo y estén familiarizados con el arte de inmediato verán algo que les sonará de los cuadros de Velázquez. Se trata del cuello en forma de «golilla», que lleva popularmente el nombre de «cuello velazqueño», por aparecer con frecuencia en los trajes del pintor sevillano. El autor de «Las Meninas» trabajaba en la corte de Felipe IV, así que tiene lógica que el traje se parezca a los que reflejó en sus obras. Sastrería Cornejo de Madrid se ha encargado de esta parte.
Doble manga
También son muy característicos de esta época los nombres, con tejadillos y dobles mangas. La primera tiene un puño del tamaño del brazo, mientras que la otra tiene una abertura a lo largo que permite la salida de la primera. A esta última se le conoce popularmente como «manga perdida» y se prolonga hasta el bajo de la prenda.
María Santiago Fenoy se ha encargado de la confección de la pieza, en terciopelo negro de chiffón de seda. En ella llama la atención la pasamanería dorada, obra de la encajera de La Carlota Rafaela Vidal. Está a hecha a mano, en bolillo y con dos tipos de hilo de oro, el de torzal y el de muestra. Para eso sigue un modelo también de la primera mitad del siglo XVII, que se ha extraído de un libro, «Italian lace designs», de Lisa Ricci, en el que habla de encajes y puntillas. En el pecho figura el escudo de la cofradía, las cinco cruces de Jerusalén, bordado con seda roja en la técnica de cartulina por Mercedes Castro.
Con esta novedad, la última cofradía del Viernes Santo se garantiza continuar con la estética de los últimos años en tlodos los detalles, y lo hace con una firma de prestigio. Javier Artiñano es el creador del vestuario para casi un centenar de películas. Seis de ellas vieron reconocido su trabajo con el goya al mejor diseño de vestuario: «El bosque animado», «Esquilache», «El rey pasmado», «El maestro de Esgrima», «Lázaro de Tormes» y «Juana la Loca», ambientadas en todas las épocas desde los siglos XV al XX.
Aunque ha trabajado en todas las épocas, incluida la actualidad, es en la reconstrucción de trajes del pasado donde ha obtenido más éxito. El creador fue también candidato a los premios más importantes del cine español en otras seis ocasiones, por películas tan conocidas como «Libertarias» o «La conjura de El Escorial», entre otras. Fernando Fernán Gómez, Vicente Aranda, Luis García Berlanga, Mario Camus y Josefina Molina son algunos de los cineastas que contaron con su trabajo.
También ha trabajado en teatro, donde se hizo acreedor de un premio Max, y donde ha colaborado con más de un centenar de obras, tanto en los decorados como en los figurines. En la televisión su presencia ha sido constante en la recreación de ambientes de época. En series tan conocidas como «Fortunata y Jacinta», «La Regenta» o «Los gozos y las sombras» el vestuario llevó su firma.
Luis Miranda.
Fuente: El ABC de Córdoba. (ENLACE).
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