Con la reciente incorporación de la Hermandad de la Santa Faz a realizar su estación de penitencia en el interior del primer templo de la Diócesis, la mitad de las cofradías cordobesas pasarán esta primavera por el Patio de los Naranjos.
La aspiración de las cofradías cordobesas de hacer estación de penitencia dentro de la Catedral es una carrera de fondo. Poco a poco se van sumando las hermandades a esta iniciativa y en la Semana Santa de este año se marcará el hito de que la mitad de los cortejos procesionales transitarán por el interior del primer templo de la Diócesis. De las 36 corporaciones penitenciales que componen la Agrupación de Hermandades, 18 de ellas forman ya parte del grupo que ha retomado el sentido original de las procesiones de ir a hacer estación de penitencia en el interior de la Catedral. Además, este año se da la singularidad de que todas las cofradías del Martes Santo cruzarán el Patio de los Naranjos, y se suman así a la experiencia que se vive el Viernes Santo desde 2008.
Desde que se fundaron las hermandades más antiguas hasta el siglo XIX se cumplió cada año con este rito. ¿Por qué desapareció? Fundamentalmente por dos razones: por las normas restrictivas del decreto del obispo Pedro Antonio de Trevilla de 1821 y porque las imágenes dejaron de portarse en parihuelas y comenzaron a aparecer los pasos tal y como los conocemos ahora, a costaleros y a ruedas. Esta última circunstancia contó con la barrera física del Patio de los Naranjos, cuyo desnivel no se podía salvar.
Este enfriamiento borró esta tradición de la memoria de los cordobeses, que se acostumbraron a una carrera oficial sin sentido por las calles del centro de la ciudad. Además, la falta de una bibliografía rigurosa que desempolvase la historia cofrade de Córdoba privó a varias generaciones de conocer las raíces de la celebración.
Un grupo de cofrades, agrupados en torno a la tertulia La Cruz Guiona, decidieron hace tres décadas recuperar esta tradición. Sus componentes -Miguel Santiago, Rafael Herencia, Fermín Pérez y Antonio Castelló- se pusieron a trabajar para recuperar la iniciativa. Miguel Santiago elabora un detallado proyecto para que esto fuera posible y convertía la Mezquita-Catedral en el epicentro de la Semana Santa cordobesa con una carrera oficial que permitía el paso de todas las hermandades por este templo. Las notas más significativas eran la colocación del grueso de los palcos en el Patio de los Naranjos, hacer abatible una de las celosías y la colocación de una rampa en forma de L que permitiera crear un circuito dentro del recinto.
Miguel Santiago recuerda que en aquella época "ni se quería oír hablar" del asunto, porque las cofradías estaban regidas por la generación que conoció la experiencia similar de comienzos de los años 60 y que no resultó del agrado de nadie.
A la vista de este panorama en el que la iniciativa no terminaba de cuajar, la Cofradía del Santo Sepulcro decidió emprender la aventura en solitario en 1984. Fran Mellado fue protagonista de este momento, cuando tomaron la decisión de dar el paso, al darse cuenta "de que las reformas impuestas desde arriba no funcionan". Contactaron con el deán, Alonso García Molano, quien aplaudió la idea y les pidió que la solicitasen por escrito al Cabildo. El órgano catedralicio les autorizó para que el Viernes Santo de 1985 volviesen a entrar los nazarenos en la Catedral. Pero nadie contaba con que iba a llover ese día, por lo que la experiencia se pospuso un año.
En 1986 sí fue posible y quienes vivieron el momento recuerdan el calor de la cantidad de gente que entró en el interior del templo para vivir el momento en el que los nazarenos del Santo Sepulcro avanzaron hasta la capilla de Villaviciosa para adorar la Santa Cruz. Allí les esperaba el obispo, José Antonio Infantes Florido, como testigo privilegiado del instante.
El camino ya estaba abierto. A partir de este momento se inició un lento goteo que en 24 años ha conseguido que 18 hermandades siguieran los pasos dados por la cofradía de la Compañía para recuperar el verdadero sentido de las estaciones penitenciales y ser fieles a la historia de la Semana Santa cordobesa. La siguiente hermandad en animarse fue la de la Buena Muerte, lo que hizo que hace un par de décadas se conformara una Madrugada netamente catedralicia, con la presencia también en el templo del Nazareno y la Merced.
Pero los cordobeses habían perdido la memoria de lo que suponían esta celebración y los efectos se notaron tanto en un descenso de público a determinadas horas como una bajada considerable de efectivos en las filas nazarenas. La Merced volvió al Lunes Santo y el Nazareno buscó acomodo en el Jueves Santo.
Estos hechos no distorsionaron un camino que ya estaba fijado. El goteo siguió produciéndose hasta llegar a este año, cuando la Santa Faz solicita entrar en la Catedral. Su hermano mayor, Rafael Soto, reconoce que ésta era "una asignatura pendiente" de su cofradía y que los hermanos pedían. Otra novedad para este cortejo, que estará siete horas y media en la calle, es el paso por Doctor Fleming y la Cruz Roja, prácticamente inéditas para las procesiones. "Es una incógnita ver cómo vamos a ir de arropados", señala Soto.
Este enfriamiento borró esta tradición de la memoria de los cordobeses, que se acostumbraron a una carrera oficial sin sentido por las calles del centro de la ciudad. Además, la falta de una bibliografía rigurosa que desempolvase la historia cofrade de Córdoba privó a varias generaciones de conocer las raíces de la celebración.
Un grupo de cofrades, agrupados en torno a la tertulia La Cruz Guiona, decidieron hace tres décadas recuperar esta tradición. Sus componentes -Miguel Santiago, Rafael Herencia, Fermín Pérez y Antonio Castelló- se pusieron a trabajar para recuperar la iniciativa. Miguel Santiago elabora un detallado proyecto para que esto fuera posible y convertía la Mezquita-Catedral en el epicentro de la Semana Santa cordobesa con una carrera oficial que permitía el paso de todas las hermandades por este templo. Las notas más significativas eran la colocación del grueso de los palcos en el Patio de los Naranjos, hacer abatible una de las celosías y la colocación de una rampa en forma de L que permitiera crear un circuito dentro del recinto.
Miguel Santiago recuerda que en aquella época "ni se quería oír hablar" del asunto, porque las cofradías estaban regidas por la generación que conoció la experiencia similar de comienzos de los años 60 y que no resultó del agrado de nadie.
A la vista de este panorama en el que la iniciativa no terminaba de cuajar, la Cofradía del Santo Sepulcro decidió emprender la aventura en solitario en 1984. Fran Mellado fue protagonista de este momento, cuando tomaron la decisión de dar el paso, al darse cuenta "de que las reformas impuestas desde arriba no funcionan". Contactaron con el deán, Alonso García Molano, quien aplaudió la idea y les pidió que la solicitasen por escrito al Cabildo. El órgano catedralicio les autorizó para que el Viernes Santo de 1985 volviesen a entrar los nazarenos en la Catedral. Pero nadie contaba con que iba a llover ese día, por lo que la experiencia se pospuso un año.
En 1986 sí fue posible y quienes vivieron el momento recuerdan el calor de la cantidad de gente que entró en el interior del templo para vivir el momento en el que los nazarenos del Santo Sepulcro avanzaron hasta la capilla de Villaviciosa para adorar la Santa Cruz. Allí les esperaba el obispo, José Antonio Infantes Florido, como testigo privilegiado del instante.
El camino ya estaba abierto. A partir de este momento se inició un lento goteo que en 24 años ha conseguido que 18 hermandades siguieran los pasos dados por la cofradía de la Compañía para recuperar el verdadero sentido de las estaciones penitenciales y ser fieles a la historia de la Semana Santa cordobesa. La siguiente hermandad en animarse fue la de la Buena Muerte, lo que hizo que hace un par de décadas se conformara una Madrugada netamente catedralicia, con la presencia también en el templo del Nazareno y la Merced.
Pero los cordobeses habían perdido la memoria de lo que suponían esta celebración y los efectos se notaron tanto en un descenso de público a determinadas horas como una bajada considerable de efectivos en las filas nazarenas. La Merced volvió al Lunes Santo y el Nazareno buscó acomodo en el Jueves Santo.
Estos hechos no distorsionaron un camino que ya estaba fijado. El goteo siguió produciéndose hasta llegar a este año, cuando la Santa Faz solicita entrar en la Catedral. Su hermano mayor, Rafael Soto, reconoce que ésta era "una asignatura pendiente" de su cofradía y que los hermanos pedían. Otra novedad para este cortejo, que estará siete horas y media en la calle, es el paso por Doctor Fleming y la Cruz Roja, prácticamente inéditas para las procesiones. "Es una incógnita ver cómo vamos a ir de arropados", señala Soto.
Fuente: El Día de Córdoba.
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