-AIRES MARINEROS POR LAS CALLES DE LA CIUDAD.

La Virgen del Carmen emociona con sus dos salidas procesionales desde San Cayetano y en Puerta Nueva. Anochece y en el barrio de Santa Marina se palpa la emoción. Como todos los 16 de julio, la ciudad de Córdoba presencia el paso de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, por sus calles. Solemne, como manda la tradición, se dispone a salir del convento de San Cayetano, este año con una peculiaridad. La Banda de Música de María Santísima de la Esperanza es la encargada de acompañar al cortejo a lo largo de un recorrido que sobrecoge y, al tiempo, alimenta el fervor religioso. Entre aplausos y vivas, la Virgen del Carmen, engalanada para la ocasión, toma la avenida de las Ollerías. El manto y la capa lucen a la caída del sol por el brillo de sus hilos dorados y de plata que fueron bordados por cinco hermanas en el año 2009. Además, la señora de los marineros prersenta este año otro estreno: dos nuevos ángeles, fruto de una donación anónima, obra del famoso imaginero cordobés Francisco Romero Zafra. El Niño que sostiene la Virgen entre sus brazos viste, con motivo de la celebración y gracias a otra donación anónima, un conjunto de hábito y capa del siglo XVIII. Pero la procesión de los carmelitas descalzos no es la única que recorre las calles de la capital en honor de los marineros. La Virgen del Carmen de la iglesia de Puerta Nueva, perteneciente a los carmelitas calzados, inicia al tiempo que la de San Cayetano su recorrido seguida por un cortejo organizado por la Asociación del Santo Escapulario -en honor a la cofradía que se erigió con ese mismo nombre-. Los barrios de San Cayetano, Santa Marina y San Agustín, por un lado, y los de la Magdalena y San Lorenzo, por el otro, presencian una estampa que sigue el compás de los sones marineros que interpretan sus respectivas bandas de música cofrade. Es más de medianoche y los pasos coinciden en su regreso. Suena el Himno Nacional y el silencio inunda el entorno de la parroquia de Puerta Nueva. La Virgen entra, lenta, como hizo a su salida, con ritmo elegante y acompasado. Dentro le hacen el giro en redondo y con una marcha fúnebre, la Macarena de Cebrián, la despiden hasta el año que viene. La de San Cayetano, entre aplausos y besos, también dice adiós a sus fieles, que congregados rememoran la emoción del camino. Ahora, los pétalos que cayeron sobre la Virgen a su salida cubren los adoquines. El Día de Córdoba.

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