Miles de personas participan en la última romería tras el deslucimiento de Santo Domingo por culpa del tiempo. El día comienza muy temprano para los devotos de la Virgen de Linares y los peñistas que participan en una de las romerías antiguas de Córdoba. A las 06:00, los cohetes ya anuncian que es el primer domingo de mayo y que toca hacer el camino hasta el santuario para disfrutar del día grande de la hermandad. Los peregrinos se preparan. Ellas con sus vestidos de flamencas, ellos de corto y sombrero cordobés. Último vistazo al avituallamiento: vino, sardinas, chorizo, arroz... y a las 08:00 primera parada para escuchar misa en la Catedral. Las carrozas esperan en la avenida de la República Argentina para iniciar el camino. Son las 08:45 pero nadie tiene sueño, todo lo contrario, sólo se escuchan las guitarras y las voces de los romeros que calientan motores con una copita de anís. Es el caso de los integrantes de la peña El arte de nuestra tierra, que desayunan con el licor y algunos roscos. "Es que tenemos que coger fuerzas para empezar a cantar", asegura Flora Baena. "Teníamos muchas ganas de que llegara este día, porque el invierno ha sido muy malo y hemos estado encerradas", añade Encarni Muriel. Junto a ella, su hermana Ana explica todo lo que llevan en la carroza: sardinas, huevos chorizo, lomo... y, sobre, todo, "muchas ganas de pasarlo bien". La peña Los Amigos de Fátima se oye desde lejos entonando las sevillanas. "Hemos venido sin dormir porque ayer tuvimos una boda; se casó el hijo de un peñista", confiesa Rosi Jiménez. "Pero no nos importa, porque es la romería de Linares", añade Inés Pino. Entre palmas y rumbas reconocen que tenían mucha ilusión por este domingo porque "el tiempo nos estropeó la de Santo Domingo y la Batalla de las Flores es muy poco rato". Y eso que "faltan muchos porque están de comuniones", pero el ambiente de este grupo a camino de Linares es espectacular. El colorido de las carrozas da otro matiz a la Sierra cordobesa. La mayoría de ellas tiene detrás muchas horas de trabajo, como el caso de la de la Peña y Coro Cultural Alminar, que ha ganado el primer premio. Uno de los integrantes de este colectivo, Francisco Aguilera, explica que han estado "seis meses trabajando" para que este día "se vea Córdoba bonita". Los de Los Romeros de la Mezquita no dejaban de sonar los bombos, las guitarras y las panderetas. "No estamos cansadas porque cantando el camino se pasa rápido", aseguran Ángela Nogales y su hermana Carolina. A las 12:30 empieza la Eucaristía oficiada por el párroco consiliario de la hermandad y después ya queda el tiempo para la fiesta. El baile y el cante no paran mientras se prepara el arroz, un gran perol para los miles de romeros. Tras una jornada de intensa convivencia toca el camino de vuelta a casa. Mayo no ha hecho nada más que comenzar y los peregrinos han pasado ya su primera gran cita. Ahora queda todavía un mes por delante para disfrutar de las fiestas del mes cordobés. El Día de Córdoba.
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