Seis rocieros realizan el camino completo a pie junto a la Hermandad de Córdoba. Si ya es una aventura proponerse realizar un trayecto de Córdoba a El Rocío en Díez días cruzando parte de Andalucía por todo tipo de caminos montado a caballo, carruaje o en las carriola, más lo es sin duda hacerlo íntegramente a pie tras la carreta. Y es que esa figura siempre existe en una romería: la del peregrino que acude a la ermita por vocación o por devoción. Seis son las personas que en este Rocío 2010 acompañan al simpecado cordobés y lo empujan en trayectos de mañana y tarde, contando tan sólo para ello con la ayuda de una buenas zapatillas deportivas o botos camperos y el punto de apoyo de algún bastón diseñado con la rama de un árbol y adornado con flores silvestres del campo por donde transitan. José Salamanca, conocido cofrade de la capital, es uno de ellos. Desde el pasado jueves, cuando la Hermandad puso rumbo hacía Almonte, José ha estado siguiendo el tintineo de las campanitas que con el movimiento suenan junto a la carreta. "Este año se está haciendo bastante duro en determinados puntos por el estado del terreno, pero también algo más cómodo porque las lluvias del invierno tienen asentado el insoportable polvo que años atrás no nos dejaba ni respirar", explicaba ayer. A Salamanca lo acompañan Meme y María, dos españolas de Galicia y Extremadura, respectivamente, que actualmente residen en Suiza y que, tras peregrinar en pasadas ediciones en etapas esporádicas, este año han decidido completar todo el trayecto. Se sienten "muy cómodas y bien acogidas", según comentaban en una de las paradas realizadas ayer en las cercanías de El Arahal. Otro peregrino extremeño, un ciudadano del norte de España y la cordobesa Elena Valiente completan la lista de personas que realizan todo el camino con Córdoba a pie. Ellos son la imagen del sacrificio rociero. El Día de Córdoba.
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