El periodista cordobés destaca el papel que tiene la nueva hornada de sacerdotes de la Diócesis a la hora de conceder un mayor protagonismo a las hermandades. A Jesús Cabrera no le pilla de nuevas eso de situarse tras el atril para dedicar su verbo a las hermandades cordobesas y abrir el telón de fiestas tan importantes como la Semana Santa o la Gloria. Su principal episodio en este terreno tuvo lugar en 1992 a través del pregón de la Semana Santa, convirtiéndose en el exaltador más joven de la ciudad. La trayectoria del jefe de sección de El Día en este capítulo se incrementará aún más si cabe mañana a partir de las 20:30 en la iglesia del Juramento de San Rafael con la exaltación a la Gloria de 2010, el segundo pregón en importancia y una responsabilidad que ha recaído en años anteriores en personas de reconocido prestigio en la ciudad como Ángel Fernández Dueñas o el capuchino Fray Ricardo de Córdoba. -Su trayectoria profesional y devocional está más ligada a la Semana Santa. ¿Le sorprendió que le llamara la Agrupación? -No busco los pregones ni me veo con méritos suficientes para realizar este pregón, puesto que mi papel con las hermandades de Gloria es casi inexistente salvo un periodo de tiempo que estuve en la junta de gobierno de San Rafael y el pregón a la Virgen del Socorro. -¿Cree que existe relación entre cualquiera de sus crónicas y un pregón? -Son géneros diferentes, pero es inevitable que se mezclen, de ahí que acabe salpicado por el periodista que lo escribe. -Ha pasado una semana desde que participó en la procesión de los Dolores. ¿Le costará cambiar de registro? -No, por una razón sencilla. Entiendo que tanto la Penitencia como la Gloria se mueven en idénticas coordenadas. Ambas pertenecen a la religiosidad popular y se suceden en la ciudad de Córdoba. Mis ojos son los mismos y además el dolor que caracteriza a las cofradías de Penitencia es el que justifica la Pascua de la Resurrección. -¿Qué le parece el nuevo obispo, Demetrio Fernández? Su primera homilía fue el Viernes de Dolores en la sede de su cofradía. -En su primera homilía tras su toma de posesión observé que había captado muy bien el significado que en Córdoba tiene la Virgen de los Dolores. Fue una alocución improvisada que dejó muy buen sabor de boca en los presentes. Tras la fiestas de regla departió con todos y demostró que es muy cercano. Ojalá no sea una apreciación personal. -Son tiempos algo convulsos en las relaciones entre Iglesia y Estado. ¿Lanzará algún mensaje? -Como dije el pregón estará salpicado por mi faceta como periodista y el objetivo es hacer que el espectador reflexione. El texto está lleno de micromensajes. -¿Podría sentirse atacado algún político o alguna ideología? -No soy quien para atacar, pero si se me da la oportunidad de exaltar está claro que voy a utilizar el medio para expresar mi opinión y esa gustará o no. A estas alturas no soy tan inocente de pensar que el pregón le va a gustar a todo el mundo. -¿Cree que la Iglesia tiene suficientemente en cuenta a las hermandades? -Las cofradías están ganando peso en el seno de la Iglesia como jerarquía y las nuevas hornadas ya no miran a las hermandades por encima del hombro como sí ocurría antes. De hecho, algún sacerdote ha visto despertar su vocación en una cofradía. -¿Cree que el cofrade cordobés está comprometido? -Si establecemos una media aritmética veríamos que no. El compromiso está circunscrito siempre a un grupo reducido. -¿Por qué las cofradías de Gloria no acaban de tener el auge que sí tienen las de Penitencia? -Lo tuvieron durante siglos y hasta tiempos relativamente recientes, pero el boom de la Semana Santa la convirtió en elemento de consumo e hizo que las devociones de Gloria quedaran relegadas a un segundo o tercer plano. -Estas corporaciones carecen de grupos de costaleros o músicos que sí tienen las de Penitencia. -El número de costaleros es fluctuante y depende de la junta de gobierno y del capataz. No es un parámetro para medir el estado de salud de la hermandad. -¿Piensa que su actividad revierte en el turismo? -En menor grado que la Semana Santa por su dispersión cronológica. Caso aparte son las romerías y procesiones del Mayo Festivo. -¿Cómo es como cofrade? -Soy un representante del cofrade de base, dispuesto a echar una mano y a dejarme emocionar con una procesión en la calle. -En su currículum figuran casi todos los pregones. Éste le llega en una edad más madura que cuando pronunció el de Semana Santa con 26 años. ¿Le gustaría volver a situarse tras el atril del Gran Teatro en Cuaresma? -No soy yo quien tiene que decidirlo, aunque sí es verdad que el paso del tiempo, con la lógica acumulación de vivencias, daría un resultado bien distinto. -¿Cómo espera ver mañana la iglesia de San Rafael? -Con la importancia que este templo tiene para la ciudad y con aquellas personas que quieran compartir conmigo este momento tan especial. El Día de Córdoba.
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