-RAFAEL SALAMANCA MEDITA SOBRE JÓVENES Y COFRADÍAS EN UN PREGÓN DE PRINCIPIOS.

Anunció la Semana Santa a los jóvenes que acudieron a oírlo y les hizo pensar sobre su papel en las cofradías, y a éstas sobre la tarea que deben cumplir para hacer de los hermanos de menor edad personas implicadas en las «primordiales» de las corporaciones nazarenas, que deben estar relacionadas con la fe y el seguimiento de la Palabra de Cristo. Ese deber es el de «fomentar jóvenes valientes, comprometidos y coherentes», sin temor a proclamar su condición de católicos en una sociedad cada vez más alejada de Dios.

Así fue el Pregón de la Juventud, de principios y profundo, que el cofrade de la Sentencia Rafael Salamanca pronunció en el Real Círculo de la Amistad anoche tras ser presentado por el hermano mayor de su hermandad, Francisco Triviño.

No se limitó a exaltar la belleza de un paso de Cristo o de Virgen por las no menos estéticas calles de la ciudad, que lo hizo; ni se quedó en un repaso superficial a la Pasión del Señor haciendo uso de las escenas que representan las cofradías, a las que lamentó que muchos estén unidos sólo por el atractivo estético y social.

Salamanca, aun a riesgo de que se hiciera largo el pregón, no renunció a aprovechar la oportunidad brindada por la Agrupación de Cofradías para reflexionar sobre aspectos que, por momentos, trascendían lo meramente cofrade para alcanzar un estadio puramente religioso y también social. Una reflexión en la que intercaló algunos romances que ayudaron a agilizar la disertación.

No se quedó en la belleza y en el arte ni apostó por el aplauso que interrumpe emocionantes rimas, sino por un pregón más sosegado, íntimo, de significado más que de apariencia y con pocas palabras vacías. «¿Tú también, cofrade, eres digno testigo del paso de Jesús con la Cruz? ¿Cuántas personas se harían llamar Verónica dando un paso hacia delante, enjugando el rostro de los perseguidos y desfavorecidos?», interrogó a los presentes.

Vivencias

El Crucifijo en lugares públicos, el derecho a la vida y la unidad de la familia tuvieron también su protagonismo en medio del relato de las escenas de la vida de Jesús que traerá la Semana Santa, en la que el nazareno debe ser «la luz» y el costalero procurando el anonimato un nazareno más, según dijo.

Tras los pasos de Cristo y el detenimiento en las vivencias en su familia, su cofradía y la parroquia de San Nicolás de la Villa llegó la Virgen María, como en una procesión que comienza con los más jóvenes en los primeros tramos.

Con María Santísima, «ejemplo de vida cristiana para cofrades» y causa de nuestra Alegría, terminó el pregón acordándose de la titular de gloria de su hermandad. El ABC de Córdoba.

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