-PRÓLOGO DE GRANDES PEQUEÑOS EN LEVANTE.

Los niños dieron su peculiar visión de la Semana Santa desde los Franciscanos.

La lluvia que cayó ayer a primeras horas de la tarde no pudo con la ilusión de los cientos de niños que formaban el cortejo de la procesión infantil que en el barrio de Levante volvió a prologar la Semana Santa. Es así como grandes y pequeños volvieron a disfrutar de una ingenua "cofradía" cargada de matices que recorrió las calles de la feligresía entre un numeroso público que durante todo el itinerario llenó las aceras. A primeras horas de la tarde, como si de un día de la Semana Santa se tratara, las puertas de la iglesia de Santa María de Guadalupe (Padres Franciscanos) se llenaron de nazarenos, mantillas, costaleros, y hasta el imperio romano, eso sí, con la única diferencia al resto de cofradías que todos estos figurantes eran de reducida escala. Poco a poco, ante el numeroso público que se agolpó en la puerta de la iglesia, fue abriéndose paso la cruz de guía. Tras ésta llegaba el cortejo de niños vestidos con túnica franciscana que precedían al primer paso, una imagen de Cristo con la cruz a cuestas portada por una cuadrilla de costaleros cuya media de edad eran los diez años. "¡Así se pasea al Señor!", decía el capataz que apenas llegaba al llamador. Mientras, entre los aplausos de la gente, el Cristo era mecido a los sones de la agrupación musical Carlos III, de la Carlota. "¡Ay que gracia!", decía una señora mientras miraba a un cuerpo de mantillas formado por niñas cuya edad oscilaba entre los tres a diez años. Estas, luciendo peineta, traje negro, perlas y tacón, caminaban muy derechas tras el pequeño paso donde unos costaleros de la misma edad portaban la pequeña imagen que representaba el abrazo de San Francisco. Continuó el cortejo con el desfile de nazarenos, que acompañaban al tercer paso de esta peculiar "cofradía", la imagen de la Virgen de la Soledad, portada por niños algo más grandes pero sin perder el encanto y la frescura que los más jóvenes dan a este tipo de actos. En todo caso, la Virgen, acompañada de la banda de música de María Santísima de la Esperanza, junto a todo el cortejo, recorrió las calles de un barrio y parroquia huérfanos de cofradías, que gracias a este acto pudieron sentir de cerca el aroma de la Semana Santa. Diario Córdoba.

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