El nuevo obispo, Demetrio Fernández, ha presidido la misa en honor a la Virgen
Cientos de cordobeses se han acercado a la iglesia de los Dolores a lo largo de todo el día, viernes de Dolores, en la plaza de Capuchinos.
Desde primeras horas de la mañana, la plaza era un ir y venir de gente que peregrinaba hasta las plantas de la Virgen de los Dolores. Pero el punto álgido se ha vivido esta tarde noche, en que se han formándo colas de personas que recorrían todo el largo de la plaza.
Y es que este viernes en Córdoba no es un viernes cualquiera para los fieles católicos, que mantienen una gran devoción por la Virgen de los Dolores.
Con la iglesia repleta de fieles, dio comienzo la eucaristía que por primera vez fue presidida por el obispo de la diócesis Demetrio Fernández.
La eucaristía, en la que estuvieron presentes distintos grupos políticos, así como el presidente de la Agrupación de Cofradías Juan Villalba y representantes de algunas hermandades cordobesas, concluyó con la Salve entonada por el coro y los cientos de fieles que abarrotaban la iglesia.
A pocos metros de los Dolores, en la iglesia de Capuchinos se encontraba la Virgen de la Paz y Esperanza, la popular Paloma de Capuchinos, que hoy estrenaba el manto desde ahora llamado de las estrellas por ser estas parte fundamental de la pieza.
Pero la jornada no solo ha sido para las dolorosas, sino que distintas imágenes de Cristo han estado igualmente expuestas a la veneración de los fieles.
En los Trinitarios el Cristo de Gracia ha permanecido en besapiés, el popular Esparraguero, que bajó como cada Viernes de Dolores desde la capilla donde recibe culto para sentir de cerca las plegarias de los cientos de fieles que se acercaron hasta sus plantas.
El buen tiempo ha acompañado la jornada en Córdoba, preparada, un año más, para vivir la Semana Santa.
Diario Córdoba.
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