El rostrillo con pedrería y la posición de las manos son cambios que introdujo Redel. La iconografía actual que presenta la Virgen de los Dolores es de finales del siglo XIX. Así lo resaltó ayer el cofrade y jefe de sección de El Día en el marco de una conferencia que pronunció en la ermita de la Candelaria y organizada por la Fundación Bodegas Campos. Cabrera, que también es componente de la junta de gobierno de la hermandad que rinde culto a la Señora de Córdoba, se valió de la trayectoria del capellán Ángel Redel para acentuar el momento en el que se produjo el cambio que se ha perpetuado a lo largo de los siglos XX y XXI. Los 13 años que el sacerdote estuvo al frente del Hospital de San Jacinto fueron decisivos renovar la estética de la "dolorosa más universal de Córdoba", como así la definió el autor de la conferencia. A su llegada a San Jacinto, Redel se encontró con una imagen caracterizada por llevar un atavío marcado por la austeridad. Cabrera recalcó a este respecto que la Virgen de los Dolores llegó a las décadas finales del siglo XIX "como fiel heredera del modo español de entender esta advocación, que hunde sus raíces en el siglo XVI". La figura del capellán, que tomó posesión del cargo en 1888 a sus 41 años de edad, según el ponente, marcó el periodo comprendido hasta 1901, año en el que dejó la capellanía del hospital y la dirección espiritual de la hermandad. A pesar de la crisis económica en la que se encontraba España a finales del siglo XIX, Cabrera detalló algunas de las obras de "envergadura" que se realizaron durante los 13 años de capellanía de Redel. El manto de las palomas, la corona de diario, el sagrario de plata y el nuevo retablo fueron algunas de las piezas en esta fecha. Sin embargo, lo que resulta más llamativo es el cambio en la iconografía de la talla. Cabrera alude así a la creación de un "canon exclusivo" que incluso elevó a la "categoría de lo clásico". El incremento de la "luminosidad" o la conversión en blancas de las vueltas de los mantos a la altura de la cabeza son algunas de estas variaciones. También destacaron la sustitución de los rostrillo monjiles por los de pedrería y hasta la posición de las manos, hasta ese momento cruzadas sobre el pecho y ahora la mano derecha baja hasta una zona que oscila entre el pecho y la cadera. La conferencia de Cabrera no se quedó sólo en los aspectos positivos que aportó el capellán a finales del siglo XIX, sino que también arrojó algunas de sus "actuaciones desafortunadas". Entre ellas, el periodista situó en primer lugar el cambio del retablo del siglo XVIII por el actual, "de manifiesta inferior categoría". Cabrera aludió a la pugna que Redel mantuvo con la cofradía por su negativa a que la Virgen saliese en procesión luciendo sobre su frente la diadema donada por la marquesa de Conde Salazar. Al margen de dedicarse a la estética de los Dolores, Cabrera se refirió también a la "estrecha vinculación" que tiene esta devoción con la orden de los Siervos de María. El Día de Córdoba.
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